El calzado de seguridad es un elemento que forma parte del equipo de protección individual (EPI) y conviene usarlo siempre que desempeñemos una actividad que lo requiera.
Un 25% de los accidentes laborales en todo el mundo es por lesiones en el pie.
Los riesgos que previene el uso del calzado de seguridad mas comunes en el entorno laboral son por:
Acciones mecánicas
Como la caída de objetos, caminar sobre objetos punzo-cortantes, impactos sobre el talón… Para ello tendremos que elegir un calzado de seguridad con resistencia en la punta, el tacón con absorción de energía, y piso con resistencia a la perforación.
Las claves anteriores disminuyen las posibilidades de sufrir un accidente por aplastamiento de dedos, cortes, huesos rotos incluso amputaciones de dedos y pies; más frecuentes en el ámbito de la construcción, o tareas llevadas a cabo con sierras de cadena, máquinas de jardinería…
Acciones químicas
Corresponden a las creadas por líquidos agresivos o metales en fusión. Necesitaremos entonces un calzado resistente y estanco y evitaremos quemaduras por salpicaduras de metal fundido o sustancias químicas u otros materiales inflamables mas típicos de la minería.
Accidentes y peligros
Dados por resbalones causado por un suelo mojado o simplemente por no llevar bien sujeto el pie, dan lugar a esguinces, huesos rotos y fracturas. Podemos incluir en este campo el calzado de trabajo u ocupacional.
Acciones eléctricas y térmicas
Descargas eléctricas causadas bien por electricidad estática o contacto directo con la fuente sin el calzado de seguridad adecuado. O térmicas en las que tendremos que pensar en un calzado con aislamiento térmico.
Todos estos daños pueden reducirse con el uso de un calzado de seguridad adecuado. En muchos trabajos el uso de un calzado de seguridad incorrecto seria igual que ir descalzo.
Para concluir podemos añadir que un buen calzado a la hora de trabajar supone además un aumento de la productividad, mejores resultados y una seguridad optima para el usuario.
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